El caballero cristiano (Guillermo Peraldo, Summa de virtútibus et vítiis, después de 1236. Biblioteca Británica, Manuscrito Harley 3244, folio 28).
Considera cómo estas palabras son muy conocidas para todos; pero no todos son conscientes de las consecuencias extremadamente útiles que se pueden deducir de ellas: y por lo tanto, sumerge tu mente en cavarlas, ya que no debes actuar como algunos que se contentan con esas consideraciones en las divinas Escrituras que son como oro ya reducido a monedas: también debes seguir buscando aquellas que son como oro todavía enterrado en cuevas… Por lo tanto, para volver al propósito, la vida de los hombres es militar, en la que si buscas al general es Dios; los capitanes inferiores son aquellos que mantienen su lugar en la tierra; los soldados son los hombres obligados a luchar durante toda su vida... el campo de batalla es esta tierra, en la que todos los hombres están dispuestos en varios órdenes según su estado; el uniforme es el hermoso nombre de cristiano; las armas son las oraciones que usan en la lucha, son las Escrituras, son los sacramentos, son las penitencias y son otras ayudas espirituales similares; los enemigos son los apetitos incorrectos, fortalecidos por esos demonios infernales que están en liga con ellos; los salarios son las comodidades recibidas de la gracia; las pérdidas son las caídas en el pecado; las conquistas son los actos nobles de la virtud; la derrota es la condenación; el triunfo es la gloria del cielo, que finalmente corona al victorioso que ha completado su servicio militar. Pero estas son cosas ya conocidas por todos. Ahora piensa en las consecuencias útiles que tienes que sacar de esto para tu mayor bien… Considera que, si la vida de los hombres es un servicio militar, se sigue entonces que es un tiempo de trabajo continuo, no de descanso; porque, sin embargo, las leyes nos dicen que en el servicio militar no hay días festivos de ninguna clase: in milítia nullas férias admítti…
Considera que, si la vida de los hombres es un servicio militar, también se sigue que no es un tiempo de recompensa, como algunos lo tendrían, sino de mérito. Y, sin embargo, ¿qué es de extrañar que tantos hombres buenos sufran en la tierra? Un general prudente no tiene como regla mantener a los soldados valientes alejados del fuego de los mosquetes; más bien, suele colocar a los valientes en primera fila, y así da a entender que los ama y aprecia más que a otros: basta con que, tras alcanzar la victoria total, también los recompense más que a otros. ¿Qué dices, entonces, quien condena tan fácilmente a la Providencia por dar a menudo a los justos tanto sufrimiento en este mundo?…
Considera que, si la vida de los hombres es un servicio militar, es por tanto tiempo para obedecer humildemente, no para actuar a su antojo… ¿Qué dices, entonces, quien no tendría otra ley en la tierra que su propio capricho? Milítia est vita hóminis super terram. Si la vida es tiempo para el servicio militar, es por tanto tiempo para obedecer a la perfección, y no quejarse, ni siquiera bajo los latigazos que vienen de las manos del general, o de quienes lo apoyan…
Considera que, si la vida humana es una guerra, también se sigue que la vida es un tiempo de peligro supremo, no un tiempo de seguridad… La razón es porque mil emboscadas se ciernen continuamente, y mil asaltos se ciernen continuamente. Las emboscadas son los peligros inesperados de pecar; los asaltos son aquellos que esperas, pero no te preparas para responder varonilmente…
Considera que, si la vida humana es una guerra, también se sigue que es un tiempo de experimentación, no un tiempo de presunción. Oh, ¿cuánta virtud crees que posees en tu corazón? Pero si es así, es necesario llegar a la prueba. Y esto es lo que se le ordena singularmente a la milicia, lo que la Septuaginta llama tentación en este pasaje: tentátio est vita hóminis super terram… Tentávit Deus Ábraham (Gén. 22, 1): porque las pruebas que Dios toma de los hombres, como de sus soldados, no terminan hasta el final. ¿Qué haces entonces, tú que tan pronto das crédito a tu orgullo, cuando te dice que ya casi has alcanzado la santidad? ¡Falso, falso! Las pruebas aún no han terminado: milicia (es decir, tentátio), milítia est vita hóminis super terram: y al final se verá quién eres [1]…
Considera que, si la vida de los hombres es una milicia, se sigue finalmente que no es tiempo libre, sino prefijado… El soldado, sobre todo cuando ya ha estado agotado durante mucho tiempo por el peso de sus trabajos, puede pedir al general con fervientes ruegos que se digne a retirarlo de la milicia del ejército; pero no puede abandonarla por sí solo.
PADRE PABLO SEÑERI BIANCHI SJ, El maná del alma, o Ejercicio fácil y de mucho fruto para para quienes desean de algún modo dedicarse a la oración, vol. III (2 de Septiembre). Bolonia, 1685, págs. 416-424. En Obras completas del Padre Pablo Señeri de la Compañía de Jesús, Vol. V. Milán, 1854, págs. 438-440. Traducción propia.
NOTA
[1] A este respecto, leer la Explicación del “Et ne nos indúcas in tentatiónem” en la Oración Dominical en el Catecismo explicado de la Doctrina Cristiana del canónigo magistral Santiago José García Mazo, Parte Segunda. Ciudad de México, imprenta de La Voz de la Religión, año 1852.
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