Noticia tomada de GLORIA NEWS, ampliada en algunos lugares.
El arzobispón de Tarragona Juan Planellas y Barnorell, de 69 años, afeó que su homólogo de Oviedo Jesús Sanz Montes OFM, de 70 años, llamase “moritos” a los musulmanes al recordar en SU cuenta de Twitter una obviedad sobre la decisión del ayuntamiento de Jumilla de que los escenarios deportivos se usen para el fin con que fueron creados:
«Extraña polémica con musulmanes sobre celebraciones en polideportivos. ¿Dónde está la reciprocidad negada de los moritos con los cristianos q[ue] asesinan en n[ues]tras iglesias dentro de sus territorios? ¿Ponernos estupendos citando textos civiles o eclesiales, para q[ue] nos sigan matando?».
“Moritos” es el diminutivo de “moros”, el nombre que se ha dado en España a los musulmanes, especialmente a los norteafricanos, sean bereberes (moro viene del latín “Máuri”, y este del griego “Μαῦρος”, que significa “negro”, el nombre que Estrabón le da en su Geografía a los bereberes) o no.
Planellas sentencia en su entrevista con el periodista Bernat Coll del diario oligárquico español El País «No fue muy correcto. Él sabrá qué tiene que decir, pero disiente de la visión mayoritaria de la Conferencia Episcopal».
A continuación, el arzobispón Planellas acusó a los críticos del inmigracionismo de ser «gente que dice ser cristiana y que va en contra los inmigrantes». Y preguntado sobre VOX y el separatista Alianza Catalana, dijo «Se quiere regresar a una realidad de sitios cerrados: los cristianos, por una parte; y el resto, por otra. Y la realidad social no es así. Tenemos que encontrar espacios de convivencia entre todos».
Y el mismo Planellas que solo dedica una línea (literal) al Evangelio duro y puro, desarrolla sobre el filósofo ilustrado deísta Jean Jacques Rousseau (nació hugonote, se convirtió al catolicismo y apostató después; fue condenado como hereje tanto en Ginebra como en París, y su deísmo –veía a Dios en la naturaleza, separado de la sociedad corruptora– fue rechazada por sus colegas): «El filósofo Rousseau se preguntaba en El contrato social por el bien común. Y decía que es parte de lo que dices tú, parte de lo que digo yo, parte de lo que dice él… Todo ello sumado es el bien común. La pregunta es si lo sabemos hacer por el bien de la democracia».
Preguntado por las presbíteras, afirmó que «El último Sínodo dejó abierto la ordenación al ministerio. Depende del diálogo a nivel de la Iglesia universal porque hay diferentes sensibilidades. Si ello debe llevar a la ruptura con una determinada Iglesia, debes pensarlo. Se tiene que profundizar y seguir avanzando».
De León XIV, dijo esperar «Que siga la línea del Papa Francisco. Tiene otro talante. Es más reservado, pero en los grandes temas está siendo continuista. Ha sido muy claro en temas como la migración y tiene mucha experiencia en conocer realidades pobres y precarias. Estoy muy esperanzado».
Cuando se le preguntó por el celibato, Planellas dio una respuesta vaga: «Es una ley de la Iglesia que tiene por finalidad ofrecer una mayor entrega. Cuando uno va a todas no se plantea el tema del celibato. Se da por obvio. Es una donación mayor de que la puede dar la vida matrimonial».
Comentando la entrevista, Infovaticana hizo una extraña insinuación: «Se ve que sobre este asunto [del celibato] Planellas quiere pasar rápido y sin detenerse. No sea que le pregunten por su vida privada, entendemos».
Para conocimiento del zángano de Planellas, ese mismo Rousseau, tan altruista como era, no hizo quitar de SU cabaña en Ermenonville la cerca que la rodeaba, tal como lo retratara en su momento Georges Frédéric Meyer.
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