La concejal bosníaco-suiza Sanija Ameti, que el pasado Septiembre copó titulares por publicar en su cuenta de Instagram imágenes disparándole veinte veces a una imagen de la Virgen y el Niño, será juzgada por “menosprecio público de creencias religiosas y perturbación de la paz religiosa” según el artículo 261 del Código Penal suizo, informó la oficina del Fiscal público de Zúrich.
El ministerio público recibió 31 denuncias (entre ellas de las Juventudes de la Unión Democrática de Centro-Partido Popular Suizo y el movimiento Mass-Voll!) contra Ameti porque ella realizó una “puesta en escena pública” denigrante hacia los cristianos. De ser hallada culpable, se le impondrá una multa condicional de 10.000 francos suizos y una sanción adicional de 2.500 francos, más las costas legales.
El 8 de Septiembre de 2024, Ameti publicó un vídeo y foto donde se muestra disparando veinte veces a un cartel que representaba el cuadro de la Virgen con el Niño y el Arcángel Miguel de Tommaso del Mazza de un catálogo de la casa de subastas Koller (cuadro que fue subastado once días después a 187.500 francos suizos, unos 200.000,06 euros) con la palabra alemana «Abschalten» («Apagar» o «Desconectar»). Fotos que removió horas después.
Ameti, de ordinario implacable y sin coto para insultar a sus detractores (como hizo en Noviembre de 2022 contra los candidatos del UCD-VSP al Consejo Federal Albert Rösti y Hans-Ueli Vogt, y en Febrero de 2023 al exconsejero federal Christoph Blocher), intentó excusarse diciendo que la imagen, lejos de representarle una religión (ella es atea, hija de bosníacos musulmanes), representaba a su madre y su hermano, quien fue asesinado durante la guerra en Bosnia. Pero como consecuencia de ello, fue despedida de la agencia de relaciones públicas Farner y dimitió de la dirección del Partido Liberal Verde en Zúrich (partido al que renunció el pasado mes de Enero, un mes después que se le anunciara un proceso administrativo para expulsarla).
La Conferencia Episcopal Suiza declaró estar «agradecida por la carta de Sanija Ameti al obispo de Coira (Joseph María Bonnemain) en la que pide perdón a la comunidad católica», pero, sin embargo, quiso expresar públicamente su «profunda desaprobación» ante un acto de «violencia y falta de respeto hacia la persona humana», causando una «profunda herida entre los fieles católicos». La iglesia sinodal del cantón de Zúrich también agradeció a los medios de comunicación por la solicitud de perdón a Bonnemain, y añadió: «Ella ya ha pagado un alto precio por su comportamiento con la pérdida de su trabajo y el fin de su carrera política. ¿Quiénes somos nosotros como iglesia para rechazar su solicitud de perdón?». Pero se olvidan (o les importa un cuerno) que el ofendido fue Dios nuestro Señor.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)