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lunes, 15 de septiembre de 2025

CON PRÉVOST, MÁS DE LO MISMO DE BERGOGLIO

Noticia tomada de GLORIA NEWS.
   

Ayer 14 de septiembre, el servicio de noticias Crux publicó los primeros extractos de una larga entrevista de la controvertida periodista Elise Ann Harris de Allen con León XIV Riggitano-Prévost el pasado 10 de Julio, parte de su más reciente libro “León XIV: ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI” que será lanzado en Perú el próximo jueves 18 de Septiembre. El video fue filmado sin un micrófono adecuado, con sólo una grabadora de voz en la mesa.
  
Riggitano-Prévost se sienta en un rincón oscuro del Palacio Apostólico de Castelgandolfo frente a una ventana cerrada con la espalda literalmente contra la pared. Quince horas después de que el vídeo fuera publicado en YouTube, solo había recibido 300 clics:
ELISE ANN HARRIS: Usted es dos cosas a la vez. Es el primer Papa de Estados Unidos, pero también es el segundo Papa con la perspectiva de América Latina. ¿Con cuál de las dos se identifica más?
LEÓN XIV RIGGITANO-PRÉVOST: Creo que la respuesta es: ambas a la vez. Soy, obviamente, estadounidense, y me siento muy estadounidense, pero también amo mucho al Perú, al pueblo peruano, por lo que eso es parte de lo que soy. La mitad de mi vida ministerial la pasé en el Perú, por lo que la perspectiva latinoamericana es muy valiosa para mí. Eso también se refleja en el aprecio que tengo por la vida de la Iglesia de América Latina, que fue significativa tanto en mi conexión con el papa Francisco como en mi comprensión de parte de la visión que él tenía para la Iglesia y cómo podemos seguir adelante en términos de una verdadera visión profética para la Iglesia de hoy y de mañana.

E. A. H.Escenario: la selección de Estados Unidos juega contra la de Perú en el Mundial de fútbol. ¿A quién anima?
L. XIV R.-P.: Buena pregunta. Probablemente al Perú, solo por lazos afectivos, si se quiere. También soy un gran aficionado de Italia… La gente sabe que soy aficionado de los White Sox, pero, como Papa, soy aficionado de todos los equipos… Incluso en casa, crecí siendo aficionado de los Medias Blancas, pero mi madre era de los Cachorros, así que no podías ser de esos aficionados que excluyen al otro bando. Aprendimos, incluso en los deportes, a tener una postura abierta, dialogante, amistosa ¡porque de lo contrario puede que no hubiéramos cenado!
   
E. A. H.Usted está en sus primeros meses como Papa. ¿Cómo entiende el papel del papado?
L. XIV R.-P.: Todavía me queda una enorme curva de aprendizaje por delante. Hay una gran parte en la que siento que he podido moverme sin muchas dificultades, que es la parte pastoral [del Papado]. Aún me sorprende la respuesta [de la gente], lo buena que sigue siendo, el acercamiento a personas de todas las edades… Aprecio a todos, sean quienes sean, vengan de donde vengan, y los escucho. El aspecto totalmente nuevo de este trabajo es haber sido lanzado al nivel de líder mundial. Es algo muy público, la gente conoce las conversaciones telefónicas o las reuniones que he tenido con jefes de Estado de varios gobiernos de todo el mundo, en un momento en el que la voz de la Iglesia tiene un papel importante que desempeñar. Estoy aprendiendo mucho sobre cómo la Santa Sede ha tenido un rol en el mundo diplomático durante muchos años… Todo eso es nuevo para mí en cuanto a la práctica. He seguido la actualidad durante muchos años. Siempre he tratado de estar al tanto de las noticias, pero el papel de papa es ciertamente nuevo para mí. Estoy aprendiendo mucho y me siento desafiado, pero no abrumado. En ese aspecto, tuve que saltar al fondo de la piscina muy rápidamente.
    
Ser papa, sucesor de Pedro, llamado a confirmar a los demás en la fe, que es lo más importante, es algo que solo puede darse por la gracia de Dios, no hay otra explicación. El Espíritu Santo es la única forma de explicar cómo fui elegido para este cargo, para este ministerio. Por mi fe, por lo que he vivido, por mi comprensión de Jesucristo y del Evangelio, dije sí, aquí estoy. Espero poder confirmar a los demás en su fe, porque ese es el papel más fundamental del Sucesor de Pedro.
    
E. A. H.Ha defendido mucho la paz; la paz en varios conflictos, pero Ucrania ha sido especialmente prominente. ¿Qué tan realista es que el Vaticano sea un mediador en ese conflicto, en particular en este momento?
L. XIV R.-P.: Yo haría una distinción entre la voz de la Santa Sede que aboga por la paz y un papel como mediador, que es muy diferente y no es tan realista como lo primero. Creo que la gente ha escuchado los distintos llamamientos que he hecho; he alzado mi voz, la voz de los cristianos y de la gente de buena voluntad, diciendo que la paz es la única respuesta a la matanza de personas después de estos años en ambos lados, en ese conflicto en particular, pero también en otros conflictos. La gente de alguna manera tiene que despertar para decir: “hay otra manera de hacer esto”. Soy muy consciente de las implicaciones que tiene pensar en el Vaticano como mediador, incluso el par de veces que nos hemos ofrecido a acoger reuniones de negociaciones entre Ucrania y Rusia, ya sea en el Vaticano o en alguna otra propiedad de la Iglesia.
    
La Santa Sede, desde que comenzó la guerra, se ha esforzado mucho por mantener una posición verdaderamente neutral. Algunas cosas que he dicho han sido interpretadas de una manera u otra, y eso está bien, pero la parte realista no es lo principal en este momento. Creo que actores diferentes tienen que presionar lo suficiente para que las partes en guerra digan: “ya basta, busquemos otra forma de resolver nuestras diferencias”. Seguimos teniendo esperanza. Creo firmemente que no podemos perderla, nunca. Tengo grandes esperanzas en la naturaleza humana. Está el lado negativo. Hay malos actores, hay tentaciones. En cualquier lado, de cualquier posición, se pueden encontrar motivaciones que son buenas y motivaciones que no son tan buenas. Y, sin embargo, seguir animando a la gente a mirar los valores más altos, los valores reales, marca la diferencia. Puedes tener esperanza, y seguir intentando presionar y decirle a la gente: “hagamos esto de una manera diferente”.
    
E. A. H.En su primer discurso desde el balcón de San Pedro, usted habló de la paz y de la construcción de puentes. ¿Cuáles son los puentes que quiere construir? Política, social, cultural, eclesiásticamente, ¿cuáles son esos puentes?
L. XIV R.-P.: En primer lugar, la forma de construir puentes es a través del diálogo. Una de las cosas que he podido hacer en estos primeros dos meses es tener al menos algún tipo de diálogo, visitas con líderes mundiales de organizaciones multinacionales. En teoría, las Naciones Unidas deberían ser el lugar donde se traten muchos de estos temas. Desafortunadamente, parece reconocerse en general que las Naciones Unidas, al menos en este momento, han perdido su capacidad para el multilateralismo. Mucha gente está diciendo: “Hay que hacer un diálogo bilateral”, porque hay obstáculos en el camino en diferentes niveles para que las cosas multilaterales avancen.
   
Tenemos que seguir recordándonos el potencial que tiene la humanidad para superar la violencia y el odio que nos divide cada vez más. Vivimos en tiempos en los que la polarización parece ser una de las palabras del día, pero no está ayudando a nadie. O si está ayudando a alguien, es a muy pocos, mientras todos los demás están sufriendo. Así que seguir planteando esas preguntas, creo, es importante.
    
E. A. H.Esa era mi próxima pregunta, la polarización, porque es una palabra de moda hoy en día, dentro y fuera de la Iglesia. ¿Cómo cree que se puede resolver?
L. XIV R.-P.: Una cosa es plantear el tema y otra hablar de él. Es muy importante comenzar una reflexión más profunda, tratando de descifrar por qué el mundo está tan polarizado. ¿Qué está pasando? Hay muchos motivos. La crisis del 2020 y la pandemia tuvieron un efecto en todo esto, pero creo que comenzó mucho antes… Tal vez, en algunos lugares, la pérdida de un sentido más elevado de la vida humana tiene algo que ver también. El valor de la vida humana, el valor de la familia y el valor de la sociedad. Si perdemos el sentido de esos valores, ¿qué importa ya?
   
A esto hay que añadir otros factores. Uno muy significativo es la brecha cada vez más amplia entre los niveles de ingresos de la clase trabajadora y el de los más ricos. Por ejemplo, los directores ejecutivos que hace sesenta años podrían haber estado ganando de cuatro a seis veces más que los trabajadores, ahora, según las últimas cifras que vi, ganan seiscientas veces más de lo que reciben los trabajadores promedio. Ayer leí la noticia de que Elon Musk va a ser el primer trillonario del mundo [desde el año pasado se sabe, pero la noticia más reciente al respecto salió el día 3 de Junio N. del E.]. ¿Qué significa eso y de qué se trata? Si eso es ya lo único que tiene valor hoy, entonces estamos en un gran problema.
   
E. A. H.Creo que el concepto de sinodalidad es algo que muchas personas no entienden. ¿Cómo la definiría usted?
L. XIV R.-P.: La sinodalidad es una actitud, una apertura, una voluntad de entender. Hablando de la Iglesia, consiste en que cada uno de sus miembros tiene una voz y un papel que desempeñar por medio de la oración, de la reflexión. Hay muchas maneras de que eso suceda, a través del diálogo y del respeto mutuo. Ese crear oportunidades de encuentro es una dimensión importante de cómo vivimos nuestra vida como Iglesia.
   
Algunas personas se han sentido amenazadas por eso. A veces, los obispos o los sacerdotes pueden sentir que “la sinodalidad va a quitarme autoridad”. De eso no se trata. Y tal vez su idea de lo que es su autoridad está un poco equivocada. La sinodalidad es una forma de describir cómo podemos unirnos y ser una comunidad y buscar la comunión como iglesia, para que sea una Iglesia cuyo enfoque principal no sea una jerarquía institucional, sino más bien un sentido de “nosotros juntos”, “nuestra Iglesia”. Cada persona con su propia vocación: sacerdotes, laicos, obispos, misioneros, familias. Cada uno tiene un papel que desempeñar y algo que contribuir para caminar unidos como Iglesia.
    
Esa es una actitud que creo que puede enseñar mucho al mundo de hoy –Hace un momento hablamos de la polarización. Creo que es una especie de antídoto. Creo que es una forma de abordar algunos de los mayores desafíos que enfrentamos en el mundo actual–. Si escuchamos el Evangelio, si reflexionamos sobre él, y si nos esforzamos por caminar juntos, escuchándonos unos a otros, tratando de descubrir lo que Dios nos está diciendo hoy, hay mucho que podemos ganar.
   
Tengo gran esperanza en el proceso que comenzó mucho antes del último sínodo, al menos en América Latina –hablé de mi experiencia allí. Parte de la Iglesia latinoamericana ha contribuido realmente a la Iglesia universal–, y creo que hay una gran esperanza si podemos continuar construyendo sobre la experiencia de los últimos dos años y encontrar maneras de ser Iglesia juntos. No se trata de intentar transformar la Iglesia en una especie de gobierno democrático, porque si miramos muchos países del mundo hoy, la democracia no es necesariamente una solución perfecta para todo. Pero respetando, comprendiendo la vida de la Iglesia por lo que es, y diciendo: “tenemos que hacer esto juntos”. Creo ofrece una gran oportunidad para la Iglesia, para que se relacione con el resto del mundo. Desde la época del Concilio Vaticano II, eso ha sido significativo, y todavía queda mucho por hacer.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)