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sábado, 25 de octubre de 2025

EL MACIELISMO AÚN VIVE DESPUÉS DE 17 AÑOS


En un vídeo publicado en su cuenta de Facebook, la señora Lucrecia Rego García de Alba, o como ella se presenta, “Lucrecia Rego de Planas, mamá de nueve” (tal vez la recordéis como directora del portal legionario Catholic.net entre 2000 y 2011, y la que escribió la carta abierta a Francisco Bergoglio en 2013), miembro de Regnum Christi desde hace 50 años y una de las primerísimas colaboradoras de Marcial Maciel Degollado, dio sus opiniones sobre la serie de HBO “Marcial Maciel, El lobo de Dios”, diciendo que su contenido solo refleja la “cara negra” de los Legionarios de Cristo, y que le hubiera encantado que le preguntaran por su “cara blanca”:
    
  
«Hola. Soy Lucrecia Rego de Planas, “mamá de nueve”, y hoy les quiero platicar algo: 

A raíz de que salió la serie ésta de HBO, que se llama “El lobo de Dios”, se han acercado cinco de mis 9 hijos a decirme: “Oye má, mis amigos quieren saber qué sientes o qué piensas de esta serie”. ¿Por qué? Todos saben que yo fui una persona muy cercana al padre Maciel. Tuve la oportunidad de convivir mucho con él en reunio…, básicamente en reuniones de trabajo, en apostolados, y cosas así.
 
Pues bien, antes de que vengan los otros hijos que me faltan a preguntarme lo mismo, dije “Voy a grabar este videíto para decir lo que pienso y siento acerca de esa serie”. Y es bien fácil, les voy a explicar:
  
El asunto yo lo veo como una pared que tiene dos caras: una cara está pintada de color negro (extiende la mano izquierda), y la otra está pintada de color blanco (extiende la mano derecha). Entonces, a los que vivieron de este lado de la pared (extiende a lejos la mano izquierda), pues afirman que es una pared negra, y supongo que hablan con la verdad. Yo estuve del lado blanco (toca su mano derecha), entonces afirmamos que es una pared blanca, y hablamos con la verdad.

¿Qué pasó? La serie de HBO pues nada más entrevista a gente que estuvieron del lado negro de la pared. Yo nunca, nunca, nunca, nunca conocí esa realidad negra, ni conocí a ninguna de las personas que aparecen [en la serie]. Así que no puedo hablar nada del lado negro de la pared porque, simplemente, nunca lo conocí. Si los de HBO me hubieran entrevistado a mí, pues les hubiera hablado de una pared blanca. Hubiera dado mi testimonio de la pared blanca, pero nunca me hablaron, ni me preguntaron, ni nada. Así que eso: La serie habla de situaciones muy duras y muy, muy dolorosas, pero que yo no las conocí personalmente. 
  
Hace trece años aproximadamente, cuando la prensa dijo que existía una hija del P. Maciel, yo hice un escrito en el que me autonombré “la otra hija del Padre Maciel”. Y es un escrito muy bonito. Les voy a hablar un… les voy a leer un cachito. Hoy lo escribiría exactamente igual. Y en ella, en él, hablo no del lado negro, que no vi, sino del lado blanco, que sí vi.
  
Les voy a leer un cachito:
“La otra hija del Padre Maciel”
  
Ayer, 4 de febrero, sin que nadie se lo esperara, apareció de repente, como salida de la nada, una hija del P. Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Fue la gran noticia a ocho columnas que recorrió las rotativas del mundo entero, desde el enorme “New York Times”, hasta el pequeñito “Diario de Tingüindín", pasando por el “Washington Post”, “El País”, “Le Monde” y cientos de periódicos más, incluyendo la blogósfera a nivel internacional.

Esa chiquilla, hasta ayer desconocida, sin deberla ni temerla, se ha hecho famosa en el mundo entero en un solo día y… no puedo negar que eso me ha hecho sentirme un poco celosa, pues… yo no saldré publicada en todos los diarios (tal vez en ninguno) y ¡también soy hija del P. Maciel!

No llevo su sangre en mis venas (por eso no soy noticia), pero gran parte de lo que soy (casi todo) se lo debo a él. Sí, el P. Maciel es mi padre (Nuestro Padre, como cariñosamente le llamamos los miembros del Regnum Christi), y lo digo con mucho orgullo.

Es cierto que sus genes no son mis genes (ésos, los heredé de mis padres biológicos) pero… Gracias a él conocí a Dios y pude tener un encuentro personal con Jesucristo, que se convirtió […] en el Centro […] de mi vida. Soy, sin lugar a dudas, una auténtica hija del P. Maciel.

Pero… ella, mi hermana menor, la que acaba de aparecer, y no yo, es a la que han hecho famosa todos los diarios. Era de esperarse, pues ella es su hija como fruto de la debilidad humana y de un pecado secreto, de ésos que todos hemos cometido en alguna ocasión (y eso, lo escandaloso y turbio es lo que busca la prensa). Yo, en cambio, no soy noticia… porque soy hija de las cosas buenas del P. Maciel, soy fruto de sus muchas buenas obras, de sus buenos pensamientos, de su fortaleza, de su entrega; de su amor a Jesucristo, a las almas y a la Iglesia; de su intensa vida de oración y su enorme riqueza intelectual, espiritual y apostólica que dejó plasmada en su cartas y en las constituciones de la Legión y el Regnum Christi.
   
¿Es ella, la ahora famosa, más hija del P. Maciel que lo que soy yo? No, creo que no.
   
[…]
   
Soy “la otra hija del P. Maciel” y, aunque no soy noticia, a él, mi padre (“Nuestro Padre”), sólo le debo […] un gran respeto […], y un sincero y enorme agradecimiento. […]

[Fdo.] Lucrecia Rego de Planas.
  
Pues bien, eso es lo que escribí hace trece años. En este escrito, como ven, me quejo un poco de cómo la prensa hizo famosa, en un segundo, a la hija del padre Maciel, que fue fruto de su pecado, de la infidelidad, de la caída de la naturaleza humana, de una naturaleza humana marcada y manchada por el pecado. En cambio a mí, “la otra hija del P. Maciel”, que nací de las cosas buenas que él hizo, nadie me hace caso…
  
En fin, no quiero que se malinterprete lo que digo. Al decir esto, no quiero decir que no siento nada con respecto a lo que dicen que sucedió del otro lado del muro, en el lado negro. Por supuesto, nada más de imaginarme (se lleva las manos a la cabeza) que existió otro lado del muro del que yo vi siempre, siento muchísimo dolor por lo que pudo suceder ahí. Si pienso en lo que cuentan que pasó en el lado negro, pfff, me da asco, repulsión, tristeza, vergüenza, de que pudiera existir tanta maldad y corrupción. Y siento mucha ternura y compasión por las personas que pudieron estar ahí sufriendo. De verdad, lo siento mucho. Me encantaría poderlos consolar y aliviar de alguna manera. Pero no soy testigo presencial de ello.
  
Me duele, no sé, igualito como me duele la destrucción en Gaza, la guerra en Ucrania, como me duelen los abusos que presenta [Eduardo] Verástegui en su película esta de “The sounds of Freedom”, o como me duele saber de la pobreza y del tráfico de órganos de niños en Haití, pfff.¡Qué asco! ¡Qué impotencia y qué coraje! Claro que me duele, pero no podría hablar de ninguna de estas realidades porque no las he vivido, porque no he estado ahí. 
  
Como les dije antes, ni siquiera conozco a nadie que haya estado en el lado negro del muro. Sin embargo, sí conozco a cientos de personas o miles (yo creo) que conmigo y con mi familia, estuvimos al lado blanco del muro.
  
Yo no viví nada de eso… de regalarle [coches] Rolls-Royce a los obispos. Pero sí conocí vender boletos de rifas y desfiles de modas para comprarle con mucho trabajo un VolksWagen a nuestro director de sección. Tampoco viví eso de tener mansiones en Miami, pero sí viví el organizar cócteles y fiestas y conciertos de Timbiriche y Mocedades para comprar una casa en donde poder tener nuestras reuniones.
  
No recuerdo ni de lejos haber sido testigo de algún acto inmoral o de corrupción, pero sí les puedo hablar de muchas experiencias muy lindas en los colegios, en las universidades, en las academias de OAK [Intercambios académicos, N. del E.], en los Encuentros de las familias, padrísimos, en Atlanta y en Roma y en tantos lugares; en los Torneos de la Amistad a los que fui (a miles, por tener tantos hijos), en las Megamisiones que fuimos durante muchísimos años y seguimos yendo, en los retiros mensuales, en los Ejercicios Espirituales, renovaciones matrimoniales, talleres de oración, peregrinaciones y cursillos. Les puedo hablar de todos los cursos de formación maravillosos que tomé en FAME [Familia Mejicana, iniciativa de los Legionarios para salvaguardar los valores familiares, N. del E.] y en la Escuela de la Fe, de los Encuentros con Cristo y de los cursos de formación semanales. Les puedo hablar de grandísimas amistades que encontré aquí en el Regnum Christi, de equipos increíbles de grandes formadores y santos directores espirituales. Les puedo hablar de los apostolados, megatrascendentes, bien padrísimos, muy divertidos que tuve la oportunidad de trabajar, y además de los grandes jefes que tuve. Les puedo hablar de una espiritualidad riquísima y una metodología apostólica maravillosa.
  
En fin, ya voy a acabar: Me encantaría, me encantaría que HBO se decidiera hacer la segunda temporada de la serie entrevistando a la gente de acá, del lado blanco del muro, de modo que la gente conozca los dos lados de la moneda. Obvio, eso no va a suceder. Pero bueno… Al menos yo ya lo platiqué. Y repito, no soy insensible a lo que dicen que sucedió del otro lado del muro. A todos los que les tocó estar allá, rezo por ustedes, y si puedo ayudar en algopara darles consuelo y reparación, y ayuda y lo que pueda, aquí estoy. Dios les bendiga. Eso es lo que les quería contar».
  
Resumiendo: «Si me vas a hablar del Padre Maciel, habla de antes de que saliera ese maldito artículo del “The Hartford Courant” del 23 de Febrero de 1997». Ese es el mensaje que dio la señora De Planas, defensora a ultranza de su “Padre” (similar a la consagrada Rebeca Alejandra Barba Reynoso que para viajando para promover la wojtyliana “teología del cuerpo”): A pesar de la intervención vaticana, el macielismo como culto al “Padre fundador” sigue siendo promovido ad intra (porque ad extra sigue prohibido).
  
Desde luego, el “videíto” generó una fuerte reacción, y no podía ser menos, porque está relativizando los hechos victimizantes cometidos por Maciel y su estructura.

Pero puede que la señora “mamá de nueve” «hable con la verdad» cuando dice que conoció de «vender boletos de rifas y desfiles de modas» y vivió el «organizar cócteles y fiestas y conciertos de Timbiriche y Mocedades» para recoger dinero. Hubo una época en que los Legionarios pasaron dificultades económicas, y los regalos de Rolls Royce a los obispos y los viajes EN PRIMERA CLASE y con fondos ilimitados del “Padre Maciel” no les ayudaban mucho que digamos a llegar a fin de mes. Eso hasta que se sacaron la loto con los 60 millones de dólares que el presbítero legionario irlandés Anthony Bannon Needham le obtuvo a Maciel 60 millones de dólares por parte de la millonaria estadounidense Gabrielle Malvina Dauray, más de 60 millones de dólares de su cuenta bancaria personal y del fondo de caridad creado en memoria de su difunto esposo Timothy Joseph Mee. Irónicamente, ella (que murió cuatro meses y una semana después que Maciel y sin conocer nunca de su doble vida –se hizo consagrada de Regnum Christi en 1991 y permaneció en un centro de la organización–) le dio ese dinero a la Legión después de retirar sus donaciones y de una propiedad en North Smithfield (Rhode Island) en 1994 a los Contemplativos de Nuestra Señora de la Alegría, una comunidad religiosa fundada por los hermanos Michael y William Michael “Bill” Lautieri Petrarca luego de saber en 1993 que uno de sus miembros fue acusado de acosar sexualmente a otro hombre.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)